-¿Sabes que no tienes que hacer eso?-le preguntó.
-¡Voy a ponerte un cascabel!-exclamó ella, dando un respingo.
El comentario le arrancó una carcajada.
Bride dio otro respingo al ver que toda su ropa aparecía primorosamente doblada en las maletas.
Bride dio otro respingo al ver que toda su ropa aparecía primorosamente doblada en las maletas.
-Vane...
-¿Qué?
-Da igual-respondió con una carcajada. En realidad no quería que cambiara.
Vane se acercó a ella por detrás y la abrazó por la cintura.
Por un instante, se limitó a disfrutar de su cercanía. De la fuerza de esos brazos que la abrazaban.
Por un instante, se limitó a disfrutar de su cercanía. De la fuerza de esos brazos que la abrazaban.
-Dime, ¿qué vas a hacer con el resto de tu vida ahora que ya no tienes que preocuparte por tus padres y que Fury tiene el control de la manada?
-¿Quieres que te diga la verdad?
-Sí.
-No quiero hacer nada salvo pasar el resto de mi vida mirándote.
-Sí, pero...
-No hay peros que valgan, Bride. Me he pasado los últimos cuatrocientos años luchando con uñas y dientes
por todo. Escondiendo lo que soy de verdad. Ya no tengo necesidad de hacerlo. Tú estás a salvo en Nueva Orleans y tengo toda la intención de que siga así.
Se giró sin alejarse de él y le arrojó los brazos al cuello.
-¿Y mi tienda?
-Es toda tuya.
-¿Me ayudarás a encargarme de ella?
-No. Voy a estar demasiado ocupado encargándome de ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario